Por Lillian E. Agosto Maldonado para LawFirmVideos.com
Cuando Miriam Airington-Fisher veía películas y series de televisión sobre defensas judiciales en tribunales junto a su abuela en Nueva Jersey, se impresionaba con la figura de los abogados que defendían a las personas inocentes en sus casos.
Su compromiso por la búsqueda de la verdad, la defensa de las causas nobles y el servicio a la humanidad impactaron su crianza. Este fue su primer encuentro con la abogacía, profesión que desde pequeña eligió para defender los derechos de las personas e impactar sus vidas con un trato justo y sensible.
Con su práctica establecida en Richmond, Virginia, Airington Law se posiciona como una de las únicas firmas de abogacía en inmigración en esta ciudad capital que cuenta con personal completamente bilingüe y dirigido al servicio de sus potenciales clientes.
Su compromiso es “que el cliente pueda tener a alguien que le asista en cualquier momento” ya sea de manera virtual, presencial o telefónica. Su misión, destacó “es conocer cómo puedo ayudar a quien entre a mi oficina, qué puedo hacer para resolver su situación”.
Ofrecer una mano a quien más lo necesite ha sido su motor desde que se inició en la profesión.
“Cuando fui a la Escuela de Leyes en la Universidad de Miami, trabajé en un internado con una organización sin fines de lucro que ayudaba a los inmigrantes. Básicamente escuchaba las mismas historias con diferentes países de origen: perderlo todo, dejar tu casa que querías por factores económicos, familiares o guerras. Esos temas me resonaron y se relacionaron con mi historia, por esa razón, tomé esa dirección en mi práctica legal”, explicó.
Su “historia”, como dijo, se conecta directamente con los casos que trabaja en inmigración. Los abuelos de Miriam fueron refugiados de Alemania durante el Holocausto. Su bisabuelo fue a un campo de concentración y escapó. Voló a Inglaterra y a América. Cambió su nombre. “Es la clásica historia de cómo lo perdieron todo y tuvieron que comenzar desde el principio, sin conocer el idioma inglés. Esa historia me impactó grandemente en mis años de adolescente”, dijo.
Su crianza se basó en Nueva Jersey, donde estaba rodeada de una gran población judía y conocía a muchos amigos con la misma situación. “No fue hasta que tenía 14 años que mi abuela se sentó conmigo y me contó toda la historia sobre cómo eran sus vidas en Alemania. En esencia, que eran muy exitosos y felices en Alemania, pero que cuando los nazis tomaron el lugar, perdieron todo y tuvieron que esconderse”, detalló.
Para Miriam, esta historia se relaciona también con quien considera ser el mejor ejemplo para todas las abogadas: Ruth Bader Ginsburg. De niña recuerda haber visto su desarrollo como profesional y la histórica entrada de la fallecida a la Corte Suprema de los Estados Unidos.
“Al pasar mucho tiempo con mi abuela y ella estar interesada en política, se escuchaba en las noticias y se hablaba de esos temas en la casa. Recuerdo a la jueza ser confirmada a la Corte Suprema. Solo pensar en lo inusual que era, me impresionaba… Pensé que era increíble el que esta pequeña mujer estuviese en la Corte Suprema, particularmente porque era de una edad similar a la de mi abuela, judía y de Brooklyn (yo crecí en Nueva Jersey), cerca de Nueva York. Tenía muchas coincidencias con ella”, destacó.
Como piensa sobre Bader Ginsburg, así anhela ser recordada por sus clientes e hijos. “Quiero que sepan que les dí todo a mis hijos. Ellos saben que trabajo y ayudo gente, pero que siempre estoy disponible para ellos. De mis clientes, que sientan que les traté bien, que además de ser buena abogada, el trato fue bueno”, resaltó Miriam, quien también quisiera ser mentora de abogadas en un futuro cercano.
Ante un escenario diverso y cambiante poblacionalmente, Richmond, ha recibido un gran grupo de inmigrantes de América Central y África en la última década. Miriam junto a su grupo de trabajo, mayoritariamente femenino, abogan por la defensa, la equidad y la justicia para quienes merecen igual respeto y compromiso que los demás.
Profesionalismo y amabilidad en cada caso
Historias como las de Ernesto son trabajadas con éxito por Miriam en su oficina. Para el cliente, la experiencia de ser atendido por ella ha sido excelente.
“Miriam es muy buena abogada. Mientras trabajaba mi caso, hizo todo lo mejor que pudo y en un tiempo rápido. En menos de un año me sacó el permiso de trabajo. Para obtener mi residencia, me ayudó mucho y en dos años y medio ya la tenía”, dijo.
Ernesto, al igual que muchos otros casos de inmigrantes que solicitan ayuda legal con su documentación, encontró en la abogada una aliada en su lucha.
“Quisiera que supieran que Miriam no solo es buena abogada, es buena persona. No solo me ayudó con mis casos, también me ha dado consejos que me han servido para guiarme. Todos mis casos salieron muy bien con ella. Miriam también ha ayudado a otros miembros de mi familia”, destacó.
De la misma manera, Luis resaltó la calidad de ser humano que es Miriam y cómo su trabajo impactó positivamente la manera en que llevó sus asuntos legales.
“Una de las mejores cualidades de Miriam es su profesionalismo. Sabe de todo tipo de formas para resolver cualquier inconveniente que se le haya presentado. Es perseverante. A las personas que están buscando alguna abogada les diría que contacten a Miriam. Ella es buena gente, humilde, sabe cómo entender y atender a los clientes y conoce del tema de migración perfectamente”, añadió.
Ya que los casos de inmigración se manejan a nivel federal, el bufete legal de Miriam atiende a inmigrantes alrededor del país y el extranjero.